viernes, 19 de enero de 2018

APARECIDA



Hay en la foto de la tapa y contratapa del libro una cierta atracción. El celeste del cielo y el azul del mar y una mujer caminando por la arena, el hombro derecho un poco más arriba, y la cabeza apenas ladeada observando quizás una embarcación. La fotografía no logra que los brazos y las piernas pierdan esa cadencia que da el caminar con placer.
Una imagen que cruzada por erráticas líneas definen cierta antigüedad de la foto, y el título del libro simple, pero inquietante.
Novela biográfica pero también con un amplio contenido de ficción, porque está sostenida por los recuerdos, los de la autora y los de las personas cercanas a Marta Taboada, la protagonista y madre de quién escribe, y no son acaso los recuerdos una verdad a medias, o una verdad deseada y modificada por el deseo y la esperanza, o es una verdad que irrumpe desconocida y sin precaución, insolente, inclemente.
Aparecida es una novela realista, dura, y también emotiva, donde la realidad de aquellos años 70 siguió cobrando víctimas con el paso de los años en los descendientes, en sus memorias y en sus presentes, en los HIJOS de una sociedad argentina maltratada y despreciada por quiénes se creyeron dueños de la vida y además de la muerte.

Marta Taboada resultó APARECIDA después de 35 años de no estar, de saber y de no saber, años de búsquedas e incertidumbres,  unos pocos huesos, una polera sin mangas, un parte diario de un grupo de tareas, una esquina en Ciudadela, y un puñado de balas. 

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