viernes, 18 de diciembre de 2015

CHARLOTTE

CHARLOTTE SALOMON
Pintora, nació en Berlín en 1917 y murió en Auschwitz en 1943.

La imagen que ilustra la tapa del libro que noveló David Fuenkinos (Charlotte, Alfaguara, 2015) me conmueve, es Charlotte a una edad incierta que puede estar alrededor de la veintena de años. En la pintura, una estela de corazones surge de su mente. Ella está de rodillas y sentada sobre sus piernas, se la ve sumergida en un estado intenso de introspección. A pesar del colorido del conjunto, una triste nostalgia invade al observador. La pintura de Charlotte Salomon  es colorida, y su trazo, además de ciertos rasgos en la fisonomía de las personas que ilustra, me hacen recordar a Van Gogh.
Suelo ingresar a determinados libros con precaución, quizás advertido por una reseña o el comentario de un amigo. Ya en la librería recorro las mesas evitando la ayuda de los vendedores, voy descubriendo los títulos y tapas que llaman mi atención. Siempre reflexiono sobre la importancia de un título o una buena tapa. Agarro el libro y lo sopeso, es lo primero que hago, a continuación leo la contratapa, cuidando de evitar los comentarios siempre elogiosos de críticos, autores reconocidos y periodistas. Si lo leído sostiene la expectativa de origen, lo abro, paso las hojas, testeo la calidad de la edición y leo como empieza.

Es curioso como una vida de escasos 26 años, cuya existencia se desarrolla en los bordes de la muerte y es acechada por la historia de suicidios familiares, logre arrancar esas paletas de colores. Charlotte pinta este cuadro, y parece decirnos que el amor es una actitud interna, una apuesta obligada. Una honda nostalgia surge de su obra. El amor es posible, a pesar incluso de la muerte, de su muerte, de su propia muerte. Es ese amor el que la sostendrá y la ayudará a pintar una obra especialmente diferente, y es la pintura la que la alejará del horror que invade a Europa. En 1942 Charlotte le entrega a un doctor amigo un cartapacio con la obra, le dirá: “Es toda mi vida”. Poco tiempo después, los alemanes la capturarán en el sur de Francia y será llevada a un campo de exterminio.

Conmovido por la lectura de la novela de Fuenkinos,
valgan estas líneas homenaje, 
a su lucha por la vida misma.