domingo, 22 de diciembre de 2013

TIEMPO DE DESEOS


Hoy hace casi un año me realizaban esta entrevista en Canal 9 TV Bahía Blanca con motivo de la presentación de la 2da. edición del libro de cuentos La abuela Luisa y otros relatos, en la misma hablo no solo del libro a presentar sino también de una nueva novela: CRONICAS sobre 1982
He recorrido mucho camino durante el año 2012 y también durante el 2013 con mi proyecto de la novela CRONICAS sobre 1982 que hoy he dado en llamar CRONICAS de Piedrabuena y con el que participo en concursos literarios. Mientras, sigo buscando en editoriales y agentes literarios nacionales e internacionales quién se interese en las mismas. La entrevista de solo tres minutos es fiel en contenido y emoción y transmite lo que para Daniel Fuster significa escribir. Es una parte de mi forma de vivir, y por sobre todo, es un deseo en tiempo de deseos.




miércoles, 11 de diciembre de 2013

¿Lo leíste?

Silvia HOPENHAYN, Alfaguara, 2013

Daniel Fuster, 11 de Diciembre 2013

Dice Hopenhayn en el prólogo : 
“Es una rara sensación de acople entre el texto que voy leyendo y mis ansias de compartir el efecto de su lectura; como si pescara algo intrépido de lo humano que aparece en lo escrito, y quisiera atraparlo antes de que se funda nuevamente en la historia… “
La presentación del libro fue en DAIN Usina Cultural el pasado jueves 5 de diciembre, y el panel estaba compuesto exclusivamente por “Libreros”, pero cabe aclarar aquí lo siguiente, transcribo los conceptos de Natu Poblet (Clásica y Moderna): Yo creo que estamos convocados como lectores antes que como libreros. Y el desarrollo del encuentro-presentación le dio la razón, porque hablaron de la lectura, de su intensidad, del placer de la misma, de la necesidad de compartir esas lecturas, del deseo de recomendar un libro. 

Alguien dijo, La lectura es una pasión que a menudo despierta otra: la de recomendar”.


Esta no es una reseña común sobre un libro, porque el libro no es un libro común. Para comenzar el título es una pregunta, que no deja de ser un cierto desafío, o una incomodidad como bien expresó con humor Luis Mey (flamante Premio Ñ 2013).

La dedicatoria que se encuentra al final rompiendo cánones literarios es otro de los detalles singulares del libro, y es por cierto muy bella:
A mi padre, Benjamín Hopenhayn, por su cuidado de las palabras y la alegría de la lectura, in memorian.

El espíritu del lector está reflejado en esta poesía:
“Ah, ese frescor en la cara de no cumplir un deber/ Faltar es, positivamente, estar en el campo./ […] Respiro mejor ahora que ha pasado la hora de las citas./ Falté a todas, con deliberación en el descuido/ […] Soy libre frente a la sociedad organizada y vestida./ Estoy desnudo, y me zambullo en el agua de mi imaginación./ Es tarde para estar en cualquiera de los dos puntos/ donde debía estar a la misma hora…/ Pues bien, aquí me quedaré soñando versos y sonriendo en cursiva./ ¡Es tan graciosa esta parte lateral de la vida! […]”. Extracto del poema de Álvaro de Campos (heterónimo del poeta Fernando Pessoa) incluido por la autora en Día del lector: el nacimiento de Borges.
Noemí Bank (Librerías Santa Fé), nos trajo anécdotas de la infancia de Silvia, cuando su padre la llevaba a la librería a escoger sus lecturas. Nos cuenta la misma Silvia en La palabra que inventó María Elena Walsh. “Uno de mis libros de cabecera, en el sentido literal de la palabra, un libro que durmió debajo de mi almohada, que se cayó de mi cama, que me esperaba despierto en la mesita de luz, o sea, que siempre estuvo cerca de mi cabeza, al menos en mis primeras lecturas, fue publicado el mismo año en que nací. Dailan Kifki, de María Elena Walsh… Yo tenía algo de ese elefante y quería que ese elefante tuviera algo de mí”.
Cuando a Silvia -que realiza una columna semanal para el diario La Nación- el día anterior le preguntan sobre que va a escribir, responde invariablemente: “No lo sé”. En esas tres palabras sobreviene el porvenir, cierta esperanza, una ilusión, una sorpresa que también es una incerteza. Es como el comienzo de la lectura de un libro nuevo. Imagino a Silvia sentada en su escritorio de espaldas a una ventana, es media mañana de un martes. Cuando alza la vista y observa su biblioteca, el cursor titila en el archivo que ha abierto en su pc. Piensa en las novedades que ha recibido durante el mes en curso y que se apilan en una esquina del escritorio, tiene los lentes puestos, sonríe al recuerdo de alguna anécdota o hecho reciente, de pronto se instala la serenidad en su rostro, no hay apremio, pero si decisión, ha logrado atisbar lo que quiere escribir y sonríe, se divierte imaginando el transcurso de su columna, recorre y reconoce los bordes que impone la edición de la misma en el diario, ¿Leíste todo esto reseñado en tu libro?, le pregunto. Silvia suspira y contesta, aunque en realidad piensa: “Es apenas una parte”, pero no me responde porque no estoy ahí. Me quedo pensando en ese apenas como un pedazo de mar en el que nos damos un chapuzón, el mar tan vasto, tan inalcanzable, tan inalterable; y en lo parecidas que son las sensaciones de sumergirse y de vastedad con el mundo de la lectura.


La presente reseña ha sido publicada  en Casa  de Letras, Escuela de escritura y oralidad, 
Silvia HOPENHAYN, (1966), escritora y periodista cultural. Dirigió el suplemento El Cronista Cultural; fue columnista de libros en radio; condujo en televisión programas literarios, los más recientes, “Mujeres x Hombres” y “Hombres x Mujeres”, recibió los premios Julio Cortázar de la Cámara Argentina del Libro, Konex de Oro, ATVC y FundTV. Fue corresponsal para Televisión Española del programa “Los libros” e integró el Jurado del Premio Alfaguara de Novela. Es coatura de los libros de ficción Cuentos reales (2004) y La espina infinitesimal (2006), y autora de la novela Elecciones primarias (Alfaguara, 2011) y los libros de conversaciones con escritores La ficción y sus hacedores y Ficciones en democracia. Tradujo, entre otros autores, a Gérard de Nerval y Jean Cocteau. Actualmente, es Jurado del Programa Sur para la traducción; escribe una columna semanal, “Libros en agenda”, en el diario La Nación; realiza el ciclo “En busca de un personaje” en la Casa de la Cultura (FNA) y el taller de lectura “Clásicos no tan clásicos”. Es docente de Casa de Letras, dictando cursos de Lectura y Análisis de textos.

martes, 26 de noviembre de 2013

DE LOS JUEGOS DE CORTAZAR

... Como el juego marcaba estatua, le elegimos cosas preciosas que iban bien con las alhajas, muchas plumas de pavorreal para sujetar el pelo, una piel que de lejos parecía un zorro plateado, y un velo rosa que ella se puso como un turbante. La vimos que pensaba, ensayando la estatua pero sin moverse, y cuando el tren apareció en la curva fue a ponerse al pie del talud con todas las alhajas que brillaban al sol. Levantó los brazos como si en vez de una estatua fuera a hacer una actitud, y con las manos señaló el cielo mientras echaba la cabeza hacia atrás (que era lo único que podía hacer, pobre) y doblaba el cuerpo hasta darnos miedo. Nos pareció maravillosa, la estatua  más regia que había hecho nunca, y entonces vimos a Ariel que la miraba, salido de la ventanilla la miraba solamente a ella, girando la cabeza y mirándola sin vernos a nosotras hasta que el tren se lo llevó de golpe. No sé por qué las dos corrimos al mismo tiempo a sostener a Leticia que estaba con lo ojos cerrados y grandes lágrimas por toda la cara. Nos rechazó sin enojo, pero la ayudamos a esconder las alhajas en el bolsillo, y se fue sola a casa mientras guardábamos por última vez los ornamentos en su caja. Casi sabíamos lo que iba a suceder, pero lo mismo al otro día fuimos las dos a los sauces, después que tía Ruth nos exigió silencio absoluto para no molestar a Leticia que estaba dolorida y quería dormir. Cuando llegó el  tren vimos sin ninguna sorpresa la tercera ventanilla vacía, y mientras nos sonreíamos entre aliviadas y furiosas, imaginamos a Ariel viajando del otro lado del coche, quieto en su asiento, mirando hacia el río con sus ojos grises. 
Extracto, “Final del juego” (1956), Julio Cortázar
ilustración: Patricio Plaza

sábado, 16 de noviembre de 2013

ESTA MAÑANA

El cielo se parecía a un océano que reclamaba ser nadado, y lo curioso era que no me encontraba en la costa de ninguna playa, tampoco era el borde de un acantilado, estaba sencillamente en la ciudad.


Estar así era como sentirse al revés de algo, como la certeza de estarlo soñando sin el clásico temor a que un sonido cotidiano y reconocido, me colocara con los pies en la vida.
Me permití así nadar aquel mar que se descolgaba de mi pensamiento en el trayecto por el sueño,  y llegué. 
¿No escuchas el remolonear que la cerradura produce ante el contacto de la llave?
¿No ves acaso que estoy intentando abrir la puerta? 

sábado, 9 de noviembre de 2013

UN DETALLE TRIVIAL

Libro de María José EYRAS.
¡Atención lectores! 
A no dejarse engañar por la ingenuidad con que la autora titula su primer libro de cuentos, que no es su primer libro. El título en sí ya es un desafío al que ALCION Editora se suma proponiendo una edición despojada de las habituales tapas. Con apenas un “detalle” ilustrando la misma, parece decirnos: 

“Señores el libro de María José EYRAS no necesita de bombos ni de platillos, pasen y lean”.
Los escritores nutren su imaginario de la vida misma, de la que viven, de la que los otros viven, y de la vida que no se vive. Pero si bien la vida de una persona queda signada por acontecimientos, “Se recibió de doctor”, “Aprendió violín de chico”, “Mató a su mujer”;  hay situaciones menores, detalles, trivialidades, que sin ser advertidos van contribuyendo a los principales hechos que serán recordados.
Esos detalles triviales son los que justamente EYRAS percibe, y con delicadeza y cierta picardía, no exentas de nostalgia, despliega en los cuentos.
Los relatos incluidos en este libro no dejan de interpelar al lector sobre el amor que aparece en todas sus facetas, el fraternal y el pasional, el amor que duda si es amor, el amor que nos tiene conformes y seguros, y el platónico. También EYRAS se anima ubicándose en el papel masculino del amor y lo logra. Una mujer casada se debate en la posibilidad de dejarse llevar por amor y pregunta:
-Mamá, ¿alguna vez te enamoraste de otro?
Los jazmines ausentes, la bolsa para los mandados, el recorrido de un guardia por un country. Textos donde abuelos, primos, vecinos; viven sus vidas con total naturalidad, mientras el narrador indaga en las pausas de los relatos sobre el sino de cada uno. Hernán Ronsino en la contratapa del libro dice: “Para qué escribir se pregunta un personaje del libro”.
“De pronto, Vera se siente agotada como un limón seco olvidado en un rincón de la heladera”. (Extracto del cuento Redención)
¿Hace falta una respuesta?


UN DETALLE TRIVIAL
de María José EYRAS
cuentos
ALCION Editora
Presentado en la Fundación Tomás Eloy Martínez
1 de Noviembre 2013

sábado, 26 de octubre de 2013

LAS 3 ALICIAS de MUNRO

Por Daniel Fuster

"Yo siempre pensé que iba a ser novelista. Me decía que cuando mis hijos fuesen grandes y yo tuviese más tiempo para escribir novelas, iba a hacerlo. El cuento estaba puramente determinado por el largo de las siestas de mis hijos. Pero después resultó que ésa fue la manera en la que aprendí a escribir y ya no pude hacer otra cosa."

Sentí una alegría muy particular al conocer la noticia de este premio Nobel para Alice Munro, para mí el más justo de los últimos tiempos, y enseguida pensé en Cecilia y María José, quiénes de alguna forma con su manera de desarrollar los talleres en los que participé consiguieron que la lectura de los cuentos de Alice fueran saboreados y disfrutados con delicadeza y claridad literaria.


Recuerdo que fue alrededor del 2008 que una reseña sobre Munro llamó mi atención. “El egoísmo de una rebelde puritana” era el título de la misma. Se estaba anunciando su libro más autobiográfico, “La vista desde Castle Rock”. Por esa época yo me abocaba a la búsqueda de autores contemporáneos. Mi tiempo de leer a los clásicos estaba algo fatigado, como asimismo (aunque aún no lo advertía) en breve comenzaría a dejar de escribir poesía de manera habitual.

"Escribo sin pensar si hay un tema de fondo, pero sé que una idea sólo me interesa si tiene alguna complejidad moral, si tiene varias aristas. No es que me guste crear personajes que estén reflexionando sobre problemas morales, pero sí marcar cómo de las decisiones que uno toma, de las rutas que se elige, uno se puede arrepentir tiempo después."

Escogí para homenajear a Alice Munro tres fotos que la ilustran en diferentes momentos de su vida y también tres párrafos de ella que intercalé en la reseña, que de alguna manera tienen su correlación con esas imágenes, LAS 3 ALICIAS de MUNRO, tres momentos en su vida.

"No sé si es porque a mi edad me sigo rebelando contra la educación puritana, pero amo la ropa, amo salir de shopping y tener un almuerzo como éste que sea una excusa para arreglarme en medio del campo. Pensá que durante treinta años yo cociné cada bocado que mi familia y yo nos poníamos en nuestras bocas. Cuando nadie mira, devoro Vogue, ..."


fuente de las citas:  por Juana Libedinsky  | LA NACION-2008

viernes, 11 de octubre de 2013

KOHAN EN ACCION

Por Daniel Fuster

Lo primero que se siente cuando uno ve a Martín de cerca es la energía que despiden sus ojos, luego cuando comience a hablar va a ser difícil detenerlo, pero lo que dirá no tendrá desperdicio.
Martín (ex alumno del Colegio Nacional Buenos Aires) debe haber sido inquieto y desobediente, el afán de María José (Eyras) de intentar poner cierto orden durante el desarrollo de la charla es una batalla perdida, porque Martín tiene tanto para decir –y lo dice -, que el mundo a su alrededor (nosotros) y las consecuencias que esto puede traer no importan.


No comienzo a escribir hasta que la novela no se ha consolidado en mi mente, pero cuando lo hago comienzo a despejar de mi entorno los compromisos, la familia, los amigos, las amantes y no me detengo. Dice que escribe todo a mano por el placer físico que le produce. No hay como tachar y ver lo tachado, esa corrección es muy diferente de una corrección en la computadora.  No puedo escribir en casa, necesito de los bares y de los cafés. Tips de un Kohan que nunca se detiene. 
¿Este tipo respira?

Sentado cerca de mí hay una persona plena de entusiasmo por lo que hace, un cuaderno Gloria o quizás sea Rivadavia, al que casi no le quedan hojas en blanco lo acompaña, viste una remera celeste deportiva y es fanático de Boca Juniors.
Cuando comienzo a escribir, lo hago con la sensación de estar en terapia intensiva, nos dice. Martín habla, habla, y habla.
Para mí la literatura es CONCIENCIA DE FORMA, y vuelve posible lo que es imposible.


Martín Kohan Premio Herralde 2007, por su novela Ciencias Morales.
Espacio de lectura y análisis de textos que dirige María José Eyras

10 de Octubre 2013, en Moreno 590 – Asociación Ex alumnos CNBA- CABA

viernes, 20 de septiembre de 2013

NO TENGO PROBLEMAS CON LA PAGINA EN BLANCO

por Daniel Fuster

Claudia Piñeiro tiene una mirada directa, es clara en sus conceptos y muy precisa, no hay espacios en su forma de hablar, y curiosamente no abruma. Cuando te responde, es inevitable prestarle atención.
"No tengo problemas con la página en blanco", y luego de decir esto, Claudia agrega que todo lo contrario, que su problema es con el exceso de escritura, “Tiro mucho, corrijo, descarto y vuelvo a escribir”.
Mientras se desarrolla la reunión, percibo que casi no es necesario formularle preguntas, ella capta la idea de lo que intentamos decir y desarrolla sus respuestas intercalando anécdotas que amenizan.
Conozco su escritura, he ido leyendo sus novelas desde que se consagrara con “Las viudas de los jueves” en el Premio Clarín Novela del año 2005. Considero que los que escribimos debemos conocer y leer, lo que se está premiando en ciertos concursos. Saber cuál es el pulso vital de lo contemporáneo en materia escritura.
¿Disparadores para tu escritura?, “Trabajo con imágenes”, dice. ¿Qué estás leyendo actualmente? : “Las diez novelas finalistas del premio Clarín 2013”, todos nos reímos. 

Mientras escuchamos sus palabras y la jornada va llegando a su fin en el departamento del barrio de Palermo en el que estamos, una imagen está presente, la de estar escuchando a quién ha hecho un Oficio de esta pasión por la escritura.


19 de Setiembre, 2013.
 lugar: Taller de escritura Laura GALARZA, Palermo, CABA.

recomiendo de su obra:  BETIBÚ, novela policial, Alfaguara 2011

Fotografía de Rocío Pedroza, cortesía de Revista Literaria La balandra

viernes, 6 de septiembre de 2013

ES MUY TEMPRANO PARA HACER MALDADES

Hoy los forcejeos para llegar al medio del vagón no fueron tantos. Atravieso el culo que pone un pibe que está de espaldas y la cartera de la vieja a mi izquierda me hincha las pelotas durante todo el viaje. Lo que no me gusta es cuando el tipo con colita en el pelo me arrima la espalda al pecho. Le miré la mano de nena tocarse la nuca. Asco me dio y casi estornudo al olerle el spray que se había puesto. Viajo en tren. Llego tarde al laburo, pero cuando ya es tan tarde, me convenzo que no importa y eso de alguna manera me tranquiliza. Está tan lindo que en un día así dan ganas de quedarse en remera y sentir el fresco del viento en los brazos.
Cuando salgo de la estación compro un café con leche y un pedazo de torta por siete pesos y me cruzo a la plaza. La humedad del día, las palomas y los restos de comida ocupan las veredas. Me ubico entre una cagada de paloma, y un tipo a mi derecha que está tomando un café. El hombre mira el piso apoyando los antebrazos en sus rodillas. Ella llega con el pelo recogido. Morocha, de baja estatura, y con mochila a la espalda. Veinte años. Alcanzo a escuchar lo que le pregunta al hombre, y cuando éste parece que va a responderle, en lugar de eso resopla. Suspira con el fastidio que da la interrupción de algo que requiere concentración. No la mira. Tampoco le contesta. La chica se queda ahí esperando y me da algo de pena, así que intervengo justo cuando el hombre parece tomar coraje para decir algo pero no llega a hacerlo. Adónde vas le pregunto, y el hombre vuelve al piso cuando la chica me descubre. Luego de un momento dice: a la Capital. Estás en Capital le digo sin sonreírme, aunque su respuesta es de risa, y curiosamente me encuentro pensando que es muy temprano para hacer maldades. 

sábado, 24 de agosto de 2013

XUL SOLAR en la Bienal de Venecia 2013

Massimiliano Gioni, curador de la 55a Bienal de Venecia, ha invitado al artista Xul Solar a integrar el guión curatorial 

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (Xul Solar) nació en San Fernando en 1887. De chico hablaba con naturalidad cinco lenguas, en las que podía poner en palabras el mundo que lo rodeaba: latín, alemán, italiano, francés e inglés.
Vuel Villa (1936) Acuarela 

El caso de Xul Solar es único. Alquien que vivió en su tiempo y al margen de su tiempo, y construyó una obra inmensa, creó un mundo de asociaciones, signos, letras y misterios, entre la magia, los astros, la música y la acuarela. La correspondencia musical y la paleta lo asocian con Paul Klee.

Borges dijo: "Hombre versado en todas disciplinas, curioso de todos los arcanos, ... Xul Solar es uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época".
Cortázar diría: "Enormísimo Cronopio".
La Nación del 23 de agosto de 2013 dice: "En el año Xul, la Americas Society de Nueva York, fijó la atención en la relación Jorge Luis Borges - Xul Solar para montar la exquisita muestra The Art of Friendship (El arte de la amistad) y descubrir los pliegues inéditos del vínculo entre dos figuras insoslayables de la Argentina del siglo XX". 
http://www.lanacion.com.ar/1612763-destellos-planetarios-en-el-ano-de-xul-solar

Museo Xul Solar, Laprida 1212, Palermo - http://www.xulsolar.org.ar/


miércoles, 14 de agosto de 2013

MZUNGU

Llueve, y aún antes de que abra los ojos, dentro de la penumbra de su cuerpo, escucha llover. Mzungu. Piensa la lluvia como una corriente. Piensa en un río. Se incorpora en la cama y se levanta. Ahora, sentado frente a la ventana, continúa oyendo llover. El canto de los pájaros lucha por un espacio en sus oídos. Llueve. No ha escuchado el canto del gallo, no sonaron hoy las campanas de la iglesia, pero llueve. Aguza la vista, pero solo puede oír que llueve. Mzungu. Piensa que también podría ser mentira, que muchas cosas en esta tierra no parecen ser lo que parecen, la hora por ejemplo, cada vez que mira su reloj debe pensarla. Las bicicletas, las vacas y las personas, todo circula en forma desordenada y con leyes que lo descolocan. Mzungu. Recuerda las risas y el estribillo de aquella palabra y más risas. Las manos acercándosele al cuerpo, a su pelo, a su ropa. Mzungu. Los sonidos a veces, tocándolo en algunas ocasiones, y más preguntas y más gestos mientras camina. Mzungu. Y la tierra roja que le va tiñendo los pies, que le va manchando la ropa, y las risas. Las miradas llenas de risas rojas… Mzungu. Mzungu.

domingo, 28 de julio de 2013

PODA

a Dorothy Parker. Nueva Jersey, 1893-1967 


Ato al perro que comienza a ladrar cuando ve aparecer a Jorge y al ayudante en el patio. ¿Le dijo su señora como quiere cortar el árbol?, pregunta Jorge. Quiero leer el diario, pero los ladridos y la motosierra que se acelera no me dejan. Me dijo, le respondo a Jorge, y mientras hablo miro al fresno, y veo al cielo que está gris y para llover. Mi mujer llama, quería saber si Jorge vino como estaba acordado. Mi hija duerme a pesar de los ruidos de la poda. Jorge no me asegura que este verano podamos tener buena sombra en el patio. No creo que la primavera haga milagros es lo que dice. Entro a la casa, que hagan el trabajo sin ser observados. Reinicio la lectura del diario pero mi mujer vuelve a llamar preguntando como anda todo, “Como anda la cosa”, es lo que dice. Le digo que han comenzado a podar el árbol. ¿Dónde estás? Me imagino que estás sentado a la mesa de la cocina leyendo el diario. Salgo al patio, pero para hacerlo debo rodear toda la casa. Las ramas que van cayendo y que el ayudante troza con un serrucho, han cubierto la puerta de salida. El perro ladra, y el teléfono vuelve a escucharse cuando arranca la motosierra, y aunque sea una obviedad le digo que están podando el árbol, me dice que no va a llegar para el almuerzo. Despierto a mi hija. No dormía. La habitación cerrada, la persiana baja, y la falta de movimiento me hicieron pensar lo contrario. Afuera hay silencio, ni motosierra, ni ladridos del perro. La poda que organizó mi mujer, “para proteger la casa“, eso fue lo que dijo, está dejando al árbol ridículo. ¿Qué están haciendo papá que escucho ruidos? Están podando el fresno, le contesto a mi hija. Me parece bien, con una tormenta puede caerse sobre la casa -concluye. Las ramas que caen sacuden el techo. Llamo a mi mujer, ¿Qué querés? Digo que me parece que se ha roto algo en el techo. Por unos momentos parece que la comunicación se ha cortado, pero no, mi mujer está ahí en la línea. Salgo y alrededor del tronco principal hay montones de ramas. Sobre el techo está Jorge trepado al tronco principal, con una mano se agarra del árbol y de la otra le cuelga la motosierra. Abajo el ayudante mira en su dirección. “Dice mi mujer si se rompió el techo, que si ha pasado algo”. Queda poco por cortar y aún deben sacarlo a la calle. Entro a la cocina y llamo, “Jorge dice que no se rompió nada”. A mi mujer no le gusta que el perro entre a su cocina. Salgo y el perro sale conmigo. Parado en el medio del patio el ayudante de Jorge me habla. No entiendo y grito para que me oiga: “¿Falta mucho?” Mientras hablo el perro sin siquiera gruñirle lo muerde en una pierna. Aún estoy viendo al estúpido perro mordiéndolo. El ayudante no grita, no se queja, y cuando miro su pantalón lo veo húmedo donde el perro parece haber mordido. Se levanta la botamanga. Le cuesta hacerlo, el pantalón no es lo suficientemente holgado y además, el ayudante tiene buenos músculos en las piernas. Me llama la atención la piel blanca y lampiña que parece de mujer, mientras una aureola violácea, donde los dientes apretaron, se va formando. La piel está desgarrada, pero no hay sangre. El árbol queda podado y Jorge dice que algunas tejas se han roto, que otro día las cambia. Sacan las ramas a la calle y pago lo acordado, luego llamo a mi mujer. El perro mordió al ayudante de Jorge, digo. Vinieron de un servicio de emergencias. Hay que llevar el perro a observación, tiene que quedar en cuarentena. La poda fue un éxito, terminé diciendo. Corto. Ato al perro.

viernes, 19 de julio de 2013

HABLO RARO

Gracias Liliana, por el humor y la dedicatoria implícita


un cuento de Liliana Masse

Por ahí andan diciendo que yo, hablo raro. El lunes por la mañana el diariero de mi barrio me dijo: andan diciendo que hablás raro.

Según mi hermana, desde chiquito, cuando mamá miraba en televisión novelas mejicanas. - Daniel Hernando, ¿fuiste tú  el que  ha volcado la mantequilla sobre la mesa? - Si, madre, fui yo, pido disculpas, no lo he hecho adrede.- Estabas como traducido.

Me encontré con Marta. Ella me gustaba mucho. Fuimos al Olmo, en Pueyrredón y Santa Fe. Le dije:   ¡Ah!  No es cierto,  ángel de amor/ Que  en  esta  apartada  orilla/ Más  pura la luna brilla/ ¿Y, se respira mejor?/…/ Que espera cantando al día/ ¿No es cierto paloma mía?/ ¿Que están respirando amor? Marta miró a través de la ventana del  bar y trató de encontrar la orilla o la luna. -¿Te sentís bien?, me preguntó.

Una tarde, en Charcas y Julián Alvarez, justo en la esquina, me sentí descompuesto y empecé a vomitar conejos y sentía que el pulóver me asfixiaba. La gente  se agolpó alrededor mío. Llamen a la ambulancia - dijo un vecino. – No, tranquilos, estoy leyendo  a Cortázar, ya se me pasa. Les dije.

Invité a cenar a Julia. En el medio de la velada  me puse romántico y le dije: CON MI YO Y MIL  UN  YO Y UN YO/ CON MI YO EN MÍ/… /MI YO ANTROPOCO SOLO… Julia  me interrumpió, se  sonrió y muy tranquilamente me dijo: Estás leyendo a Girondo.

Decidí  tratarme.

En fin, ya algunos se habían dado cuenta de mi síntoma. Cuando en  la charla con amigos yo decía que había habido un asesinato y luego comenzaba a relatar la investigación se daban cuenta que estaba leyendo a Claudia Piñeiro. Mis amigos lo tomaron como un juego, y apostaban. El que adivinaba que era lo que yo estaba  leyendo, no pagaba la cerveza. Si yo decía que un pavo real caminaba en medio del comedor,  alguien gritaba: “Carver”. Un día llegué hablando de psicoanálisis y de pacientes. El mozo se acercó con la bandeja en la mano, me preguntó:- ¿Ud. No estará leyendo a Rolón? Lo que más los divertía era cuando leía a Fontanarrosa.

Tanto fue así que un verano en el que la temperatura era de 35 grados, yo andaba con bufanda, campera impermeable y guantes, justo cuando leía  Sukkwan  Island. -No vio Zelig?- me preguntó el terapeuta. -Véala. Me pasaba casi lo mismo que a Woody Alen. Entre mi terapeuta y mi profesora de taller literario, me doy cuenta que estoy mejor. El síntoma ya está desapareciendo.  Ayer, cuando me desperté, sentí que tenía  varias patas peludas, y me costó bajar de la cama. Mi familia me llamaba  Gregorio.

El relato original fue adaptado a esta publicación manteniendo su esencia.


martes, 9 de julio de 2013

La historia de mi abuela tucumana

Un día como hoy nació mi abuela Margarita Barrionuevo en un pueblo rural de la provincia de Tucumán del que no recuerdo su nombre. Eso me contaba papá cuando yo era chico y a mí me parecía increíble tener una abuela que había nacido el día de la Independencia y que además fuera tucumana. Cuando fui creciendo, la historia del nacimiento de la abuela tucumana, que conocí de chico, que hablaba muy poco y que se murió cuando todavía yo era bastante chico, me fue pareciendo más un cuento que una verdad. 
Lo normal para aquellas épocas de fines del siglo XIX, era anotar a los hijos en el registro civil cuando se podía, más si era gente de zonas rurales, y si el chico había nacido cerca de la fecha de la Independencia, solía decirse que había nacido el 9 de julio. Era un orgullo. Cualquiera sea la realidad de la fecha de nacimiento de la abuela, me gusta recordar la emoción del viejo contándolo, quizás de ahí le viniera tanto cariño por todo lo que tenía que ver con la patria, los himnos escolares, la identidad nacional, los desfiles donde no solo los militares, sino también las asociaciones civiles, los colegios, y la ciudadanía en general participaba con entusiasmo, aún en días tan fríos e inclementes como el de hoy.

Los titulares del diario Clarín de hoy Martes 9 de Julio de 2013, “Alegrías para Ramón”, “Massa rechazó la re-reelección”, “Moyano volvió a exigir…”, “El 72% cree que creció fuerte la corrupción”,… 

Por eso este recuerdo personal y esta pequeña resistencia a la realidad que surge de los medios de difusión.

 “Feliz cumpleaños abuela” y “Feliz día de la Patria”.

sábado, 29 de junio de 2013

Cuando JULIO le puso la tapa a RAYUELA

A 50 años de su publicación repasamos este rasgo tan particular de Cortázar de ver las cosas.
Portada de la primera edición de Rayuela (1963)

Le escribe Cortázar a Francisco Porrúa:

“Y ahora vamos a ponerle la tapa al libro. ¿Conque estudiando la cosa con Esteban y, por un breve minuto, creyendo que la rayuela quedaría mejor de pie? 
No, che, yo creo que así no va. 
Imagináte que acabás de comprar, haciendo un loable sacrificio, un ejemplar de Rayuela, y que sin perder un instante te has sumido en su lectura. Si sos un hombre normal, sostendrás el libro con la mano izquierda, mientras la derecha se ocupa de dar vuelta las páginas, ir y venir con la pipa, alternándola con los tragos de caña Mariposa que te habrá servido tu mujer, y de cuando en cuando hacer una ademán de admiración que agita el aire de la estancia. Bueno, quedamos en que tu mano izquierda sostiene el libro. Parte de la palma y la raíz de los dedos se apoyan en la carátula, es decir en la Tierra. Pero la parte más espiritual de tu mano, la punta de los dedos, la sed y la ansiedad que viven en la punta de tus dedos, buscan del otro lado el Cielo, tal vez alcanzan a rozarlo, a entrar por un momento en él.

¿Sentís la cosa? Tu mano también lee el libro…” 

viernes, 14 de junio de 2013

ACÁ ENSEÑÓ CORTÁZAR


Para llegar a la ciudad de Chivilcoy hay que tomar la ruta número 5 a la altura de Luján, una zona complicada para manejar debido al mal estado del pavimento, agravado todo por el denso tránsito de camiones. Unos kilómetros adelante, un tramo de autopista reciente, despliega ante nosotros toda la generosidad de la pampa bonaerense.

Hoy es el día del escritor, en Castelar hubo un accidente de trenes. Otra vez.

El ingreso por la avenida Mitre remonta a un tiempo anterior de la ciudad, las edificaciones muestran un cierto abandono, y puede verse una estación de servicio YPF cubierta de óxido. La actividad comercial por aquí es mínima. Es evidente que el pulso de la ciudad ocurre en otro sitio. El largo de las cuadras es inusual y abundan las plazas. Luego me contarán que Chivilcoy fue propuesta por Sarmiento como “modelo” de ciudad a imitar en cuanto a su distribución de hectáreas en pequeños productores y que pudo haber sido la capital de la provincia de Buenos Aires. Visitaré museos y otros ámbitos culturales, una radio y el espacio donde trabajan los periodistas, acompañaré a cubrir una nota y compraré el diario del día. Por la tarde tendrá lugar un debate radial del que participaré y una reunión literaria en la noche conmemorando el día.
-Quiero conocer la escuela donde enseñó Cortázar, le dije a Martha hace un tiempo atrás cuando el encuentro para el día del escritor era un hecho.

Escribe Cortázar en una carta dirigida a Mercedes Arias, fechada en 1940 en Chivilcoy.
“La escuela, a la que me entrego gozosamente, porque me gusta enseñar, es lo único que me aleja un poco de mis preferencias absolutas; fuera de ello cierro los ojos a toda actividad que presuponga dar el tiempo a fines extraños a mí mismo.”

El día va a transcurrir de manera muy agradable, pero en esta ciudad, donde la fuerza de la actividad cultural se siente, la presencia, o si se quiere la “ausencia” de Cortázar nos acompañará siempre. Por eso quiero finalizar esta reseña con una palabras que encontré un día caminando las calles de Buenos Aires escritas en un muro y que decían así:
“Volvé CORTÁZAR. Total, que te cuesta”

13 de Junio de 2013
Daniel FUSTER, invitado por SADE Seccional Chivilcoy

Gracias CHIVILCOY

sábado, 1 de junio de 2013

GOTEO

Posiblemente sea parvovirus, dijo el veterinario. El olor dulzón inunda el ambiente en el que estoy, y un sonido a borbotones lo acompaña, la asistente con cara de trágica circunstancia se detiene en la puerta semiabierta al escucharlos.
Es la hora en que las familias se reúnen alrededor de una mesa para cenar. Yo en este caso, me encuentro observando la pausa que hay entre gota y gota, cuento las gotas, mido con números el tiempo que las separa, el goteo del suero que no debe dejar de ocurrir. Cuando algo me distrae y pierdo el ritmo de las gotas, me inquieto y vuelvo otra vez a comenzar la cuenta.
Aquí, todo es silencio y la vida es una imagen de fotografía, pero la mente no descansa y me distraen los pensamientos del ritmo del goteo.

El momento, el instante que separa la vida de la muerte, se parece al efímero espacio entre dos gotas. Me aferro de alguna forma al goteo que mantiene la vida del cachorro echado sobre la camilla de acero inoxidable. Su pelaje se ha vuelto hirsuto, y ha comenzado a ralearse en el costado de las patas. Él no me mira, la deshidratación inesperada y violenta, vaya a saber adonde habrá llevado sus recuerdos. Sus instintos naufragan por el momento, no es más que un cuerpo maltrecho de cincuenta días.

Ciro ha dejado de comer hace dos días, tampoco resiste su organismo retener el poco de agua que intentamos darle a beber. La mujer mira al perro y luego me mira, no se acerca, tampoco dice nada, mantiene una distancia apática y acostumbrada de ver animales en este estado, donde el goteo y el silencio bordean  la existencia.
La luz blanca de tubos fluorescentes duele, y rebota con el olor que se ha desprendido de los intestinos. Un hilo oscuro y amarronado se desliza por la camilla sin dificultad, al llegar a una esquina que forman el cuerpo y los bordes de la misma, un pequeño lago nace y crece. Sangre. No quiero mirar pero miro. No quiero estar acá pero estoy. El olor obliga,“Me quedo”, digo cuando el médico confirma que ya puedo irme. El goteo y esperar. Esta raza es de las más propensas, una tranquilidad, concluye: “No es contagioso para el hombre”.

Sobre el respaldo de la silla el collar rojo. El ritmo cardíaco dista de ser regular. El aire caliente del calefactor sisea y le solivianta el pelo, se lo esponja, hay cierta placidez que se parece mucho al alivio. Aparecen unos movimientos desordenados, una pata, un imperceptible ronquido, el regusto a la sangre se siente en la saliva, y la lejana, la remota satisfacción de sentirme mejor por haberme quedado.

viernes, 24 de mayo de 2013

DICEN QUE MIS CUENTOS TIENEN HUMOR

Por Daniel FUSTER

Alejandra LAURENCICH habló  de sus primeros contactos con la lectura, de esa nena frente a  las letras de un libro y de su impotencia  por no poder comprenderlas, recordó a su hermano Sergio quién de alguna manera la introdujo en la literatura, primero leyéndole aupada y luego guiándola por las lecturas, el haber descubierto a Joyce en edad muy temprana, y mencionó la década de los talleres con Liliana Heker.

Cuando Alejandra habla hay naturalidad en lo que dice, hay franqueza y es clara. Tengo oficio responde cuando se le pregunta cómo hace para escribir. Algunos son genios, yo necesito del trabajo para lograr la escritura. Sus conceptos son contundentes y no admiten equívocos al momento de interpretarlos. Hay que alejarse de las emociones para poder escribir, hay que dejar decantar, hay que tomar distancia.

“Hay cosas que en la vida real significan mucho, y en la vida literaria si no están debidamente expresadas, pueden significar nada”, concluye sobre la verosimilitud de un relato.

Dicen que mis cuentos tienen humor, nos comenta como si ella no estuviera de acuerdo antes de comenzar a leer “Suerte o desgracia”, que forma parte de su último libro, Lo que dicen cuando callan. Cuando termina la primera página del cuento no podemos dejar de reírnos, mientras ella continúa impertérrita con la lectura. El final del cuento, una dura ironía de tanta risa.

La literatura siempre nos sorprende, Alejandra Laurencich, también.


Anoche, 23 de mayo, en Moreno 590, 1º piso - Asociación de Ex-alumnos del Colegio Nacional Bs. As, un espacio de lectura y análisis de textos que dirige María José Eyras.
Contamos además con la presencia de Irene Chikiar Bauer (autora de La vida por escrito de Virginia Woolf)

viernes, 17 de mayo de 2013

ANHELOS


Ellos subyacen entre lo cotidiano sin siquiera ser advertidos por nosotros, están; y nos hacen realizar acciones que no podemos explicarnos, nos detienen la realidad tintineando apenas entre el tráfico de la ciudad. Nos la pasamos buscándonos sin darnos cuenta de que lo hacemos. 

Deseos de nuestro subconsciente, melancolías de la rutina.







viernes, 3 de mayo de 2013

VIAJO


Viajo en una ruta de agua/ de viento

Viajo sin control/ no atiendo señales

Viajo y me succiona/ el fin de un camino

Viajo convencido/ sé que no hay destino

Viajo y atravieso/ los llanos/ los valles

Viajo y sé te inquieta/ que Viajo tu sueño

Viajo y voy soñando/ lloviendo recuerdos

Viajo y en la música del agua golpeas

Viajo en la tristeza/ membranzas terrenas

martes, 23 de abril de 2013

23 de Abril, DIA DEL LIBRO


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. 
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los más del año—, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos...



CAPÍTULO PRIMERO
El Ingenioso  hidalgo Don Quijote de la Mancha


miércoles, 10 de abril de 2013

BATÁN, de Débora Mundani


2° Premio Fondo Nacional de las Artes 2010.
2° Mención Premio Clarín de Novela 2010, por la novela “El asiento vacío” (Batán).


Soy un lector ávido y exigente y mi paciencia finaliza sin excepción cuando el texto no me captura. Mi llegada a Batán fue así: recomendación, búsqueda y compra; subirme al colectivo, abrir el libro y de ahí en adelante, encontrar que Batán posee la naturalidad de las cosas que ocurren en una familia cualquiera, trivialidades, donde el comportamiento de cada uno de los presentes, con el extrañamiento que la autora les imprime, les da una simpatía que hace que nos identifiquemos con ellos, y eso cautiva. Como escucharla hablar a Débora de su novela, de sus muchas idas y vueltas, todo rociado de anécdotas, reflexiones y muchas risas. Batán destaca por la delicadeza en ciertos detalles que siempre ilustran las escenas, y también por los diálogos que irrumpen y no previenen al lector cuando avanza por las páginas del libro. La voz de Paula y la presencia de Zitarrosa van atando y desatando presentes con pasados, aparecen las nostalgias, sus broncas, y algunas señales que en forma sutil nos ubican en época.
Alguien dijo que batán puede asimilarse a un remolque que llevan los vehículos con equipaje u otros menesteres, como los conflictos que se arrastran por el libro y nunca logran resolverse.
La vida misma.


BATÁN
novela de ficción
editorial BAJO LA LUNA
160 págs. 
año 2012