martes, 29 de mayo de 2012

AHORA TAMBIEN PEREZ


Si bien no dice nada con palabras, Pedro lo dice con su forma de mirarme cuando desayunamos. Es que hace dos días que el ratón Pérez le ha fallado a Pedro.
Hoy es domingo y me he levantado más temprano de lo que es habitual en mí. Lo preocupante es que ni siquiera tuve que poner el despertador. Pérez me despertó, pero volví a quedarme dormida y ahora sobresaltada y con la sensación de volver a fallarle a Pedro me levanto. Escapo de la cama e intentando ser lo menos torpe que puedo, me acerco de puntillas a su pieza.
Sorpresa: puerta cerrada, y veo una delgada línea de luz decorando el piso frente a mis pies, colándose terminante entre el diente de Pedro y el billete de Pérez. Pienso: Pedro debe estar preguntándose por Pérez. Por momentos quedo detenida –petrificada-, descalza y sintiendo el frío del mosaico sin saber qué hacer, aferrándome al billete de diez pesos de Pérez, pero no vuelvo sobre mis pasos. Decido entrar, y lo hago tal como estoy a la habitación de Pedro. 

La luz del velador deforma y estira las pequeñas siluetas de los soldaditos que Pedro tiene sobre la repisa. Miro a la cama y Pedro parece dormir. Me acerco y percibo su respiración regular, acompasada y apenas visible. Estará fingiendo, estará dormido.
A un lado del velador mi foto con Pedro, del otro y sobre un pedacito de papel el diente.
Cuando estiro la mano escucho: “hola Pérez”. Hola, le digo. Y al siguiente momento, una tristeza suave pero innegable llega.
Antes Papá Noel y los Reyes, ahora también Pérez.